Arranca el último curso del XVIII Foro Universitario Luis Vives
El Foro Luis Vives analiza el papel del PIB como
medida del crecimiento económico
Valencia (08/03/10). La XVIII edición del Foro Luis Vives que organiza la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Valencia entra en su recta final. De hecho, hoy ha comenzado el octavo curso, el último de cuantos componen el Foro y que se desarrollará en horario de mañana y tarde durante todo el día de hoy y de mañana 9 de marzo. Coordinado por Enrique Lluch, Profesor de Economía de la Universida C.E.U. Cardenal Herrera y Director del Foro de este año, el título del curso es: “¿Medimos bien nuestro desarrollo económico y social? Nuevos indicadores de bienestar para orientar la acción política y económica”.
Según ha explicado el coordinador durante la presentación del curso, en nuestras sociedades el éxito económico se mide sobre todo a través del PIB y su crecimiento. “Considerar éste como el objetivo de la acción económica tiene consecuencias directas sobre la clase de políticas económicas que se priorizan en nuestra sociedad”, ha afirmado el ponente. Sin embargo, según se ha señalado, este indicador presenta numerosos defectos ya que no tiene en cuenta la pobreza, ni las desigualdades, ni los problemas medioambientales, ni la libertad de elegir, etc. Por ello, en los últimos años han surgido indicadores macroeconómicos diferentes que intentan enmendar estos errores y presentarse como alternativas al PIB para medir el desempeño económico de una nación. “Este curso pretende ser un repaso de estos indicadores haciendo especial hincapié en aquellos que incorporan la medición de las desigualdades y de la pobreza, sabiendo que un cambio de indicador puede acabar repercutiendo en una modificación de las prioridades económicos” ha manifestado Enrique.
Eduardo Esteve Pérez, Profesor de Macroeconomía de la Universidad CEU Cardenal Hererra
La primera ponencia de la mañana “La Contabilización del P.I.B y su crecimiento como objetivo político” ha corrido a cargo de Eduardo Esteve, Profesor de Macroeconomía de la Universidad Cardenal Herrera C.E.U.
Según ha comentado el ponente, en la década de los años 20, los economistas Colin Clark y Simon Kuznets desarrollaron los sistemas de medición de la producción agregada. No obstante, no fue hasta llegados los años 40 cuando el PIB, es decir, el valor de mercado de los bienes y servicios producidos en un año, y más concretamente su tasa de crecimiento, se convierte en uno de los indicadores más relevantes en la evaluación del buen desempeño de una economía. Desde entonces, los recursos e instrumentos de política económica de los gobiernos (política fiscal, monetaria, laboral, sectorial, de competencia, tecnológica…), tienen por objetivo prioritario maximizar su crecimiento.
“El motivo de la primacía del crecimiento del PIB, se encuentra tanto en el vínculo que se establece en los modelos económicos, como en la “creencia popular de que un mayor consumo implica mayor bienestar y desarrollo”, ha asegurado Eduardo. No obstante, el ponente también ha señalado que a lo largo de las últimas décadas su total supremacía ha sido contestada desde diversos foros, comisiones, y académicos apelando principalmente a dos líneas argumentales: “Se ha demostrado que el PIB no es una condición sine qua non para el bienestar, desarrollo económico, y la erradicación de la pobreza y, teniendo en cuenta esto, puede poner en peligro la sostenibilidad del crecimiento futuro”. De esta forma, pese a que en la actualidad se sigue manteniendo el PIB de facto como uno de los objetivos de política económica, “una parte cada vez más sustancial de la comunidad científica está dedicando sus esfuerzos a elaborar nuevos indicadores que se arroguen el suficiente consenso” ha concluido el ponente.
La siguiente intervención, “Los problemas que tiene el P.I.B para medir el desempeño económico” (si quieres acceder a ella teclea aquí) ha sido llevada a cabo por el propio Enrique Lluch, coordinador del curso y Director del Foro. En ella se ha preguntado al público asistente mediante una dinámica de grupo cuáles son los objetivos y las necesidades básicas que querrían cubrir en su vida. Mediante encuesta aportada por la organización, las opciones de poseer una buena salud y un buen desarrollo de las relaciones sociales han sido las más votadas. La pregunta que ha lanzado Enrique entonces ha sido: “¿Por qué el PIB mide bien las políticas económicas, el crecimiento económico de las naciones, pero no lo que realmente nos interesa?”. A partir de esta reflexión, eje alrededor del cuál ha girado la ponencia, el conferenciante ha señalado que a niveles muy bajos de renta un aumento del PIB sí que puede cubrir esas necesidades básicas, pero “una vez hemos alcanzado unos determinados niveles de renta, en los que ya tenemos cubiertas una serie de necesidades, un incremento del PIB no se antoja tan necesario, ya que no supone una mejora de nuestra manera de vivir (mejor salud, mayor felicidad, buenas relaciones sociales, etc)”. De esta amanera, Enrique ha hecho referencia a una serie de problemas que presenta el PIB como indicador macroeconómico. En primer lugar, el hecho de que el PIB no mide cantidades, sino precios, “esto ya es un problema en sí mismo” ha declarado el ponente. “Los precios no son objetivos y ajustados al valor real que deriva de las condiciones del mercado, ya que estos son imperfectos y pueden ser las consecuencias de juegos de poder”. El PIB tampoco refleja cambios en la calidad y solamente tiene en cuenta la inversión que se realiza en el año corriente, pero no descuenta la depreciación que tienen los bienes de inversión con los que ya se cuenta. Además, el PIB tampoco contabiliza la degradación del medio ambiente. “Con la obtención de recursos ambientales, que a menudo suponen la destrucción de nuestro entorno, nos enriquecemos, cosa que tampoco contabiliza el PIB, de alguna manera le sale gratis”, ha afirmado el ponente, “No obstante, esto afecta claramente de forma negativa a nuestras vidas”, ha añadido. Otro factor que no tiene en cuenta el PIB es el tiempo libre de las personas, uno de los principales indicadores del nivel de vida de las personas. La pregunta entonces es: “¿Quién gana con un incremento del PIB?”. Según el ponente, “parece claro que el PIB no refleja bien ni la calidad de vida de los miembros de una sociedad ni su bienestar, “¿por qué queremos entonces incrementar el valor de los bienes que se producen y venden en el mercado si eso no tiene una relación directa con la mejora de nuestras vidas?”, “¿Por qué seguimos utilizando el PIB como medida de mejora económica de la sociedad?”, ha planteado.
Enrique Lluch, Director del XVIII Foro Luis Vives y coordinador del curso
Tras la ponencia ha tenido lugar la Mesa Redonda: “¿Es posible mejorar el PIB como unidad de medida del desempeño económico de un país?”, moderada por Yolanda Polo, periodista experta en Cooperación Internacional y Género, y en la que han intervenido sendos ponentes de la mañana. Yolanda ha destacado algunas debilidades del PIB como medida de crecimiento y ha realizado un análisis desde la perspectiva del Desarrollo Humano y la perspectiva de género, según la cuál hombres y mujeres tienen diferencias a la hora de producir. “Mientras que el trabajo productivo (bienes y servicios que generan recursos y trabajo formal) está en manos de los hombres, el reproductivo y comunitario recae mayoritariamente en la mujer”, ha afirmado la ponente. Otros datos que ha destacado, son que América Latina es la región más desigual del mundo con un índice de Gini de 0,52 y donde el 10% de la población más rica tiene el 18% de los ingresos, teniendo “un reparto del PIB claramente no-equitativo”. Tras las reflexiones puestas en común por los tres ponentes, todos ellos han respondido a las preguntas del público asistente.
Eduardo Esteve, Yolanda Polo y Enrique Lluch
Ya por la tarde, a las 16.00h ha tenido lugar la ponencia “Contabilizar contando sobre Desarrollo Humano” que ha corrido a cargo de Isabel Royo, Profesora del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universitat de València.
Según ha explicado la ponente, situándonos en el periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial observamos cómo cada década, aproximadamente, resitúa la noción de desarrollo. Pero, a partir de la década de los 90 del siglo XX, tras las rupturas producidas a finales de los 80, aparece el primer Informe sobre Desarrollo Humano emitido por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y en 1992 se celebró la Cumbre de la Tierra en Río. “La conjunción de la dimensión de sostenibilidad del planeta tuvo su complementariedad en la dimensión humana, como pre-requisitos de un desarrollo global”, ha afirmado Isabel quien ha destacado que, transcurridas dos décadas, podemos constatar la profunda influencia que han tenido los informes anuales del PNUD en el renovado significado del concepto de desarrollo. “Una renovación no sólo conceptual sino práctica en su cuantificación, que mejora la medición del desarrollo en términos estrictamente económicos”, ha señalado.
De esta manera, la ponente ha explicado a los alumnos asistentes términos como el concepto de Desarrollo Humano, destacando la definición que ofrece el PNUD: “proceso que busca incrementar las posibilidades de elección de las personas. Se refiere no sólo a las posibilidades de elección que permiten un mayor ingreso, sino también a aquellas que permiten a las personas desarrollar su potencial y llevar una vida productiva y creativa, de acuerdo con sus necesidades e intereses” y sus indicadores principales. “A grandes rasgos, la concepción subyacente de los informes es que el crecimiento económico del ingreso no asegura el desarrollo humano, porque el bienestar de un país no depende del ingreso en sí mismo, sino del uso que se dé a éste” ha explicado Isabel. Tras hacer un repaso a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), la ponente ha concluido aduciendo que “Las nuevas líneas de trabajo se centran en las implicaciones que tiene la perspectiva del desarrollo humano en las políticas y estrategias de acción a nivel nacional e internacional, pero nunca debemos olvidar la dimensión local”.
La siguiente ponencia que ha tenido lugar, “Contabilizar el deterioro ambiental” ha sido llevada a cabo por Francisco Higón, Profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València. Éste ha comenzado su intervención destacando que el análisis económico ha alcanzado notables éxitos en la valoración de los resultados económicos. La contabilidad nacional refleja de forma bastante fiable los resultados directos del devenir económico pero presenta también muy importantes y preocupantes carencias. Entre ellas las referidas a la valoración de los efectos indirectos, muchos de ellos de carácter negativo, que se derivan del proceso económico. “Si bien es cierto que desde la formulación de la teoría de los efectos externos (externalidades) hace ya casi 100 años, los economistas contamos con el instrumental teórico necesario para considerar dichos efectos negativos, no es menos cierto que en la práctica la contabilización de los impactos medioambientales derivados de las actividades de producción y consumo que llevamos a cabo los seres humanos está todavía falta de muchas mejoras y de una correcta implementación”, ha manifestado el conferenciante.
El ponente también ha señalado que las técnicas de valoración que se utilizan para medir los daños ambientales, como puedan ser los análisis multicriterio o la técnicas de valoración contingente, ofrecen resultados que no dejan de ser meras aproximaciones a dichos impactos medioambientales pero permiten obtener, al menos, unos primeros resultados con los que matizar las tradicionales interpretaciones de las macromagnitudes nacionales como indicadores del desarrollo económico.
“El medio ambiente es un elemento fundamental esencial para el funcionamiento de la economía: nos provee de materias primas, sirve de receptáculo para los residuos y en ocasiones ayuda a su regeneración, nos provee de servicios recreativos y sirve de soporte vital (meta-función)”, ha concluido Francisco.
Francisco Higón e Isabel Royo antes de sus respectivas ponencias
Tras ambas intervenciones ha tenido lugar la Mesa Redonda: “El desarrollo humano y el deterioro ambiental ¿Van ligados o podemos progresar sin atentar al medio ambiente?”, moderada por Enrique Lluch. En ella, todos los ponentes han tenido la oportunidad de profundizar sobre sus respectivos temas de ponencia y han planteado la pregunta: “¿Se puede realmente pensar en la consecución de un desarrollo sin medio ambiente?. Tras el habitual turno de preguntas del público asistente, se cerraba la jornada, penúltima de cuántas han conformado el Foro Luis Vives de este año.
Los participantes de la Mesa Redonda que ha puesto fin a la penúltima jornada del Foro
Hoy ha concluido la XVIII Edición del Foro Universitario Juan Luis Vives
Problemas sociales, trabajo doméstico e índices de
felicidad y bienestar ponen fin al Foro Luis Vives
Valencia (09/03/10). Más de 100 ponentes han pasado por el XVIII Foro Luis Vives, que comenzó su andadura el pasado 8 de febrero y hoy llega a su fin. En su habitual horario de mañana y tarde, la última jornada del foro nos ha dejado cuatro interesantes ponencias acompañadas de dos Mesas Redondas.
María Luisa Moltó, responsable de la primera ponencia
“Medir los problemas sociales y el trabajo doméstico” ha sido el título con el que se ha englobado las dos primeras ponencias de la mañana. La primera, “Contabilizando la producción doméstica” ha sido llevada a cabo por María Luisa Moltó, del Institut Universitari d’Estudis de la Dona (I.U.E.D) de la Universitat de València. Según sus propias palabras, “uno de los objetivos principales de la ponencia es dar una respuesta a una pregunta relevante: ¿Cuál es el valor del trabajo no remunerado, tanto doméstico como de voluntariado?”. Está fuera de discusión que el gran volumen de trabajo no remunerado no tenga mucho valor. Pero, como ha destacado Mª Luisa, cabe preguntarse las razones por las que los gobiernos, que miden anualmente todo lo que se produce en un país, ya sea bienes, ya sea servicios proporcionados a todos los ciudadanos y ciudadanas de forma gratuita como la sanidad, la enseñanza, o bien previo pago cuando se reciben de empresas y compañías privadas, no dedican los recursos necesarios para medir de forma sistemática lo que costaría el mantenimiento cotidiano de los hogares de todo el país.
De esta manera, María Luisa ha abogado por utilizar una medida del valor de todos los bienes y servicios producidos para obtener una visión completa de la producción. “Así, tenemos en cuenta todo lo que se produce, tanto si pasa por el mercado como si no se intercambia a través del mercado”, ha asegurado la ponente. “Se trata de elaborar las cuentas extendidas de los hogares que permitan integrar la producción doméstica en el marco de la contabilidad nacional. Para ello la conferenciante ha manifestado la necesidad, en primer lugar, de valorar el trabajo no remunerado; en segundo lugar, de estimar el valor de los bienes que son utilizados para producir servicios en el proceso de producción doméstica y, por último, de estimar el valor de los servicios de los bienes de capital utilizados en la producción doméstica. “Es ilustrativo a efectos del diseño de políticas públicas saber que el valor del trabajo doméstico representa alrededor del 80% del valor de las producción doméstica que ha permanecido excluida del sistema europeo de cuentas nacionales.
Respecto a este trabajo y producción doméstica “imprescindible, pero que sigue siendo invisible para la ciudadanía y el gobierno”, la ponente también ha realizado un análisis en clave de género. Al parecer, tres cuartas partes del mismo continúa siendo, hoy en día, realizado por mujeres. La participación de los hombres recae sobre todo en torno a ofrecer cuidados y atención de pequeños (educación, juegos, etc) y mayores, y no tanto en el hogar o labores más duras. Esta desigualdad es menor en los países nórdicos como Dinamarca y Finlandia, donde tienen una pronunciada Sociedad del Bienestar y externalizan ciertas labores y cuidados. Según la ponente, las políticas de promoción de la participación de las mujeres en el mercado laboral deben ser comprensivas, integrando estrategias para la eliminación de estereotipos de género y adoptando medidas para la mejora del equilibrio entre la vida familiar y profesional. Las medidas. “La igualdad entre mujeres y hombres no es un fin en sí mismo, es un prerrequisito para conseguir los objetivos de crecimiento, empleo y cohesión social de la Unión Europea”, ha concluido María Luisa.
La siguiente intervención, “Contabilizar los problemas sociales” ha corrido a cargo de Víctor Renes Ayala, Representante de la Fundación F.O.E.S.S.A (Fomento de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada) de Cáritas Española y coordinador de su VIº Informe sobre “Exclusión y Desarrollo Social en España”.
“La dificultad de contabilizar los problemas sociales deriva de su propia naturaleza, en tanto que tales problemas son siempre “en relación a…” los patrones y normas de una sociedad que considera adecuados para una vida digna”. Con esta reflexión iniciaba Víctor su ponencia en la que ha expresado la necesidad de superar las visiones economicistas de la pobreza entendida sólo como un problema de bajos ingresos. “Se trata de un proceso social de pérdida de integración que incluye no sólo la falta de ingresos y alejamiento del mercado de trabajo, sino también un descenso de la participación social y, por tanto, una pérdida de derechos sociales”, ha manifestado el ponente.
A este respecto, el informe F.O.E.S.S.A contribuye a analizar con mayor acierto todas las dimensiones implicadas en las problemáticas sociales. Según ha explicado el conferenciante, debido a la complejidad y el carácter dinámico de estos fenómenos existe cierto consenso en que deben incluirse, al menos, tres grandes dimensiones. La dimensión económica (de participación en el consumo y en la producción); la dimensión polaca (del ejercicio de la ciudadanía y de los derechos básicos); y la dimensión relacional (los lazos sociales y el tipo de relaciones sociales). Esta visión permite dar cuenta de tres aspectos claves: el origen estructural de los problemas sociales, su carácter multidimensional y su naturaleza procesual. “De acuerdo con esto, hemos realizado una propuesta de indicadores que nos permitan identificar y medir la presencia de los problemas sociales en la estructura social y realizar un análisis de la variable integración-exclusión aplicada al conjunto de la sociedad”, ha explicado Víctor.
Víctor Renes, coordinador del VIº Informe FOESSA sobre “Exclusión y Desarrollo en España”
Los contenidos del VI Informe FOESSA están estructurados en ocho capítulos, de los cuáles, el segundo “Desigualdad, pobreza y privación” es el que ha centrado la ponencia de Víctor. Algunos de los otros capítulos han sido explicados en otros cursos, siendo un informe de referencia constante por la mayoría de ponentes que han pasado por el Foro. La consulta del mismo es gratuita y se puede descargar a partir de la página web: www.foessa.es .
Tras ambas ponencia ha tenido lugar la Mesa Redonda: ¿Es posible medir bien el trabajo en casa y la problemática social?, ¿Qué aportaría esto a nuestra sociedad?, moderada por Enrique Lluch y en la que han participado los dos ponentes de la mañana que han aprovechado para explicar y matizar algunos detalles de sus respectivas exposiciones. Víctor Renes, ha señalado que a la hora de escoger un único indicador sintético de Bienestar, él escogería el de exclusión social, pues no deja de lado la pobreza extrema y es capaz de articular la dimensión entre sistemas económicos, sociales y políticos. “En el tema de estadísticas sociales hay un tema pendiente, andamos muy mal cuando sólo nos fijamos en el PIB de una nación” ha afirmado el ponente. Por su parte, María Luisa, ha destacado que ella apuesta por una sociedad cuidadora donde los servicios sean suficientes, con una participación equitativa de hombres y mujeres, y no tanto por el hecho de tener que pedir permisos largos.
El turno de ponencias de tarde, englobadas bajo el epígrafe “Los índices de felicidad y bienestar” comenzaba con la de Jorge Guardiola, Profesor del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Granada quien ha llevado a cabo la ponencia “Medir la felicidad”. En ella ha planteado que no necesariamente un crecimiento en los índices que miden el crecimiento económico (el PIB básicamente) supone un crecimiento en los índices de felicidad.
El conferenciante ha comenzado destacando que la felicidad entendida como ciencia es difícil de definir. “La felicidad es un concepto huidizo y posiblemente carezca de definición científica o una categoría única”, ha afirmado. No obstante, en teoría, es un elemento fácilmente medible para la economía y la sociología que a la pregunta “¿cómo de feliz eres?” responde con variables objetivas atendiendo a criterios de renta, renta relativa, edad, sexo, estado civil y educación. De esta manera se han extraído conclusiones como que las mujeres son más felices que los hombres, que las personas casadas son más felices que las solteras, que los trabajadores son más felices que los parados, etc.
No obstante, Jorge opina que este sistema también posee una serie de puntos débiles. En primer lugar, la felicidad es un concepto cambiante a lo largo del tiempo e incluso varía en períodos tan cortos como las diferentes etapas de un día, pues está condicionada a los cambios de humor o a la actividad que se realice. Además, es un indicador difícilmente comparable entre países “¿A caso son los daneses más felices que los italianos?”. Otro inconveniente en la medición de la felicidad es que la gente se acaba adaptando a cualquier carga por muy dura que ésta sea, por tanto tampoco resulta un buen indicador de desarrollo.
“Actualmente el paradigma del desarrollo, desgraciadamente, se centra sólo en el PIB” ha afirmado el ponente. Pero, de acuerdo con lo expuesto durante la ponencia, el utilizar el índice de felicidad en exclusividad tampoco parece una buena medida. “La solución pasa por no utilizar un solo indicador sino varios, una batería de ellos (felicidad, PIB, desigualdad, tasa de empleo…”, ha comentado.
La ponencia ha finalizado con una serie de consejos del autor para encontrar la felicidad en una sociedad de marcado sesgo mercantil como la nuestra. Entre ellos: ser uno mismo sin comprarse con otros, no maximizar nuestras necesidades, no consumir demasiada televisión, pues la publicidad nos induce a crear falsas necesidades y, por último, y citando a Fernando Pessoa: “La clave para la felicidad es esperar lo mejor y prepararse para lo peor”, ha concluido el ponente.
Jorge Guardiola, Profesor del Dpto. de Economía Aplicada de la Universidad de Granada
La última intervención de la tarde ha llegado de la mano de Mª de las Mercedes Molpeceres, Profesora de Economía Aplicada de la Universidad de Valladolid, con su ponencia “Contabilizar el bienestar social”. En ésta se han presentado de forma divulgativa un variado conjunto de metodologías y técnicas que se han venido utilizando para explotar la información contenida en diversos conjuntos más o menos estructurados de indicadores sociales relacionados con el bienestar. En este sentido, y no exentos de un análisis crítico de cada uno de ellos, la ponente ha presentado distintas opciones como: baterías y sistemas de indicadores sociales, medidas monetarias del bienestar e índices sintéticos del bienestar.
De esta manera, en opinión de la conferenciante, el enfoque monetario (cuyo patrón de valoración son unidades monetarias como euros, dólares…, etc y usa agregados procedentes de los Sistemas Nacionales de Cuentas) presenta una serie de ventajas: metodología clara, accesible y unívoca, amplia disponibilidad y fuerte difusión, comparaciones relativamente sencillas…, etc. Pero su principal inconveniente radica en que no mide el bienestar social. “El PIB no se diseñó para medir el bienestar, no es el instrumento adecuado y se está utilizando para algo para lo que no fue diseñado”, ha destacado Mª de las Mercedes.
Por lo que respecta a las baterías o sistemas de indicadores sociales, estos presentan como ventaja que escapan del estrecho y cuestionado marco del patrón monetario de valoración, ya que permiten valorar cada faceta del bienestar social considerado su propio ámbito. “El problema aquí lo tenemos a la hora de conseguir una imagen global del asunto, pues es demasiada información la que se obtiene y demasiado separada”, ha señalado la ponente
Por último, las ventajas de las medidas sintéticas (sean cardinales, ordinales, etc) es que tienen la capacidad de atraer la atención pública al traducir a una dimensión un fenómeno multidimensional sin rechazar su complejidad. Pero también presenta carencias: “las limitaciones aquí vienen dadas por la limitada presencia de indicadores subjetivos, la escasa claridad y transparencia en los métodos de agregación/ponderación y el no tener una unidad de medida cosa que hace que su valor carezca de una interpretación significativa aislada” ha explicado.
Mª de las Mercedes Molpeceres antes de la ponencia
Tras esta intervención, el broche final lo ha puesto la última Mesa Redonda del Foro, “Nuevas propuestas para sustituir al P.I.B como medida del desempeño económico” moderada por Enrique Lluch, y en la que han intervenido los dos ponentes de la tarde. En ella, Jorge Guardiola ha señalado que un crecimiento de renta no necesariamente equivale a un crecimiento de la felicidad, como demuestra el hecho de que las guerras, la explotación de los recursos naturales o la desigualdad pueden generar mayor renta para un país, pero no mayor felicidad para sus habitantes. Por su parte, Mª de las Mercedes Molpeceres se ha centrado en la explicación de cómo se realiza el Índice de las Condiciones de Vida de los Sujetos. El habitual turno de preguntas por parte del público asistente ha puesto fin a la jornada de hoy y a la XVIII edición del Foro Luis Vives. Enrique Lluch ha manifestado al público universitario asistente su deseo de que hayan aprendido mucho y de que al menos recuerden que “existen otras maneras de pensar el desempeño económico, otros objetivos a los que dirigir nuestra acción comunitaria, y nuevas direcciones que explorar”.
Algunos de los ponentes de la jornada junto a Enrique Lluch, Director del Foro y coordinador del octavo y último curso