La literatura sapiencial nos invita a centrarnos en lo necesario, a tener lo suficiente, a utilizar la economía, lo material, para cubrir aquellas necesidades finitas que tenemos y sin las cuales no podemos sobrevivir. Hay mucha gente que se autoesclaviza para lograr un nivel de ingresos elevado. Pierden su libertad y dependen de aquello que les indican sus jefes o ellos a sí mismos. La parquedad nos permite poner las cosas en su sitio y poder ser libres.
Los sapienciales no condenan las riquezas en si mismas, sino el afán que tenemos de ellas. Esta visión de los sabios en sus tiempos, es fácilmente trasladable a la actualidad. Podemos observar personas que tienen un gran patrimonio sin estar seducidas por el afán de dinero, generando trabajo y bien a los demás, a su entorno, a la sociedad. Pero también pasa lo contrario en donde el egoísmo y la avaricia es capaz de carcomer corazones y vidas de las personas.
Los sabios bíblicos se preguntan ¿De qué sirven los esfuerzos por acumular y los sacrificios que hay que hacer para conseguir mas bienes? Tener más nos llena de bienes que no nos sirven cuando tenemos que ponernos cara a cara ante los el amor, el sentido de la vida, las amistades, la muerte como parte de nuestra existencia, la plenitud. No nos ayudan a tener una vida plena
El rico tiene complicado saber si sus acompañantes lo son por interés material o si realmente se trata de buenas amistades. Esta es una de las dudas razonables que puede tener la persona rica. Amor a lo material, y ahi estan de nuevo los libros sapiensales enseñandonos sobre la prudencia y el interés de muchos.
Los libros sapienciales, sabiduría bíblica que hablan de cómo las riquezas también son fuente de desvelos innecesarios. Los que tienen el dinero como razón de vida van siempre apesumbrados, desasosegados, inquietos por lo que tienen, por qué va a suceder con sus propiedades, no duermen, no descansan, no se relajan. Todo ello acaba minando, a largo plazo, su salud, su fortaleza.
Los sabios recomiendan no perseguir las riquezas pero no condenan las riquezas en sí mismas. Hay que mirar el corazón de las personas y no sus atributos externos. Ser una persona adinerada e integra, no es fácil y además el afán por tener dinero esta impreso en nuestro corazon y en el sistema económico. Cuando tenemos ansias de tener, el afán de poseer riquezas, de entrar en la rueda de insatisfacción y al vivir teniéndolo como fin de nuestra existencia. Los sabios nos advierten de las consecuencias negativas
Las enseñanzas de la sabiduría bíblica relacionada con la economia nos advierten lo que nos dice claramente Jesucristo. La relación con el dinero no puede dominar nuestras vidas. Los sabios tiene la experiencia, aquellos que persiguen enriquecerse, acaban rompiendo su alianza con Dios. Los desvelos y el afán por conseguir riquezas acaban también con la salud, además más de la insatisfacción permanente que nos lleva a buscar más.
Volver a la sabiduría antigua siempre es un valor seguro para aprender. La literatura sapiencial aborrece el afán de riquezas. Aquellos que solamente quieran incrementar su hacienda no conocen la amistad. También nos aconseja que nos acerquemos al rico de una manera prudente, poco a poco. Estos problemas que aparecen en la literatura bíblica nos orientan a recomendaciones válidas en eso de perderse en las riquezas
El Blog de Enrique Lluch Frechina 