El martes 12 de Marzo, para preparar las fallas, presento mi último libro en Almàssera, en una pequeña charla sobre los sistemas económicos y su evolución desde el siglo pasado hasta nuestros días.
Será a las 18:00 en la escuela de adultos sita en la biblioteca escolar del CEIP Carraixet, sito en la calle Carraixet 2 de mi pueblo, Almàssera.
Os presento aquí tres vídeos de tres conferencias que he impartido en el último mes
Las dos primeras son la misma conferencia: Economía y ecología: hacia un paradigma integrador. La primera la impartí en Zaragoza y la segunda en Ponce, Puerto Rico. La primera para un público generalista y la segunda para profesores y alumnos de economía
La tercera es la ponencia que realicé en el XI Congreso de Católicos y vida Pública de la Universidad Católica de Puerto Rico sobre el bien común y la economía cristiana. En esta tenéis varias intervenciones interesantes que os pongo más abajo del vídeo. La mía la podéis encontrar entre el 3:12 y el 4:25
Espero que os guste
La familia y la transmisión del legado cristiano
Revdo. P. Ronnie Solano Fallas
Secretario Ejecutivo Comisión Nacional de Pastoral Familiar de la Conferencia Episcopal de Costa Rica. Miembro del Equipo de apoyo para la región México-Centroamérica Departamento de Familia, Juventud y Vida del CELAM
La educación católica entre la tradición y la innovación
Dra. Isabel Capeola Gil, Presidenta de la FIUC
El bien común y la economía cristiana
Dr. Enrique Lluch Frechina, Universidad CEU Cardenal Herrera
Relación entre ciencia y cristianismo
Rev. David A. Brown, sj, Astrónomo, Observatorio de El Vaticano
La aportación cristiana a la cultura: arte, legado y tradición
Dr. Enrique San Miguel, Universidad Rey Juan Carlos, Madrid
Aquí os dejo el vídeo de la conferencia que impartí el pasado 28 de Enero en el Foro Juan Burgos del partido político Por un Mundo más Justo (M+J) junto con una entrevista que me hicieron en Noticias Obreras, para que podáis leerla.
El próximo domingo día 15 de Mayo a las 17:00 tenemos una charla-coloquio telemática sobre el tema «Vida en los pueblos, propuesta de esperanza» a la que estáis todos invitados.
Se precisa inscribirse previamente y podéis hacerlo en:
El próximo jueves día 24 de Marzo a las 10:30 en el salón de grados de la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada (C. Rector López Argüeta, s/n, 18001 Granada) tendremos una conversación sobre la posibilidad de cambiar el paradigma económico a propósito de mi libro «Una economía para la esperanza». Os espero.
Estáis todos invitados a la jornada que organizamos desde la Universidad CEU Cardenal Herrera y el Instituto de Humanidades Ángel Ayala a la Jornada «Cambiar de paradigma económico» el próximo jueves 3 de Marzo
El próximo viernes 22 de Octubre a las 12:30 la Cátedra MESVAL (Modelo económico sostenible de València y su entorno) de la Universitat y el Ajuntament de València organiza un diálogo en el que participo en la sala Sánchez Ayuso de la Facultat d’Economia de la Universitat de València (avd. Tarongers s/n).
Se trata de un diálogo titulado «Hacia una economía más humana y más sostenible: propuestas y desafíos». En este diálogo participaremos la Directora del departamento de Análisis económico de la Universitat de València, Empar Pons, el catedrático de Análisis Económico Javier Ferri y yo.
Estáis todos invitados a participar en él, ya sea de manera telemática o de manera presencial. Para ello, se requiere inscripción previa (especialmente si os conectáis de modo telemático, porque así os enviarán el enlace para hacerlo). El modo presencial también requiere inscripción, pero hay posibilidades de entrar en el momento si no se ha rebasado la capacidad de la sala.
Hoy miércoles 2 de Junio entre las 18:00 y las 19:00 (hora española) participaré en un seminario web organizado por las Plataformas Sociales Salesianas.
En él hablaré sobre cómo «construir una economía sostenible e inclusiva»
Esta semana voy a participar en las primeras Jornadas de Economía Colaborativa de Valladolid.
En concreto el jueves 15 a las 18:00 podréis seguir una mesa redonda sobre: «Nuevas propuestas de la economía civil de mercado» (intervendremos cuatro personas)
El viernes 16 a las 18:00 una presentación de iniciativas empresariales en las que intervendrán FIARE, AZACÁN, Cáritas de Valladolid y SOLYECO
El sábado 17 a las 11:00 impartiré una conferencia sobre «Economía para la Esperanza» y luego se entregarán los premios a la mejor iniciativa emprendedora escolar 2021 (SOLO SE PODRÁ SEGUIR EN MODALIDAD PRESENCIAL)
Se acaba de publicar un libro colectivo en el que participo. Se titula «Repensar l’economia a partir de la pandèmia«. Está publicado en Catalán por la editorial claret en colaboración con Justicia i Pau de Barcelona. Tiene aportaciones muy interesantes.
El próximo día 14 de abril a las 18:00 tendremos la presentación on line a la que estáis todos invitados:
¿De donde viene nuestro reconocimiento social? ¿De lo que compramos y de nuestra capacidad de consumo o de lo que aportamos a nuestra sociedad?
Para construir un nuevo paradigma económico precisamos recuperar la valoración de las personas según lo que aportamos a la sociedad y no según lo que compramos y nuestro nivel de vida.
Porque, además, el sistema económico actual no garantiza que haya una equivalencia entre la importancia de lo que aportamos a nuestra sociedad y el nivel económico que ostentamos.
Artículo publicado en el número 1636 de Febrero de 2021 de la revista Noticias Obreras (Pág: 12-13)
La ciudad de Ámsterdam ha comunicado que va a relanzar su economía ante el coronavirus adoptando el modelo de economía de la “Rosquilla” (Doughnut Economics en inglés). La Economía Rosquilla es una propuesta de la economista británica Kate Raworth que está en la línea de repensar el paradigma economicista que prima en la actualidad y muy relacionada con lo que hace la economía circular, la economía civil, la economía del bien común y tantos otros. De hecho, ha sido una de las ponentes principales en el evento de Economía de Francisco que se celebró on line el pasado mes de Noviembre.
Por eso podemos englobar sus ideas dentro del grupo de personas que estamos repensando la economía de una manera crítica ante un economicismo enfocado solo al crecimiento económico que deja a muchos detrás, esquilma los recursos de la tierra y no nos lleva a una vida plena. Un conjunto de economistas que no nos quedamos en la crítica a lo que hay, sino que realizamos propuestas para intentar reorientar la economía en una dirección diferente. El siglo XXI tiene que ser un momento en el que apostemos por otras maneras de actuar económicamente que sean más equitativas, más sostenibles y más ajustadas con aquello que hace felices a las personas.
Hecha esta pequeña introducción, creo que es una buena noticia que una ciudad como Ámsterdam, capital de un país pequeño pero rico, decida cambiar el modelo de gestión de su economía. Necesitaríamos que hubiese más gobiernos, ya fuesen de ciudades, de regiones o de países, que comenzasen a dar pasos en esta dirección. Porque el pensamiento necesita de gestores valientes que se aventuren en el riesgo que supone cambiar, ser pioneros e intentar plantearse las cosas de una manera diferente a la que se da en la actualidad.
Aunque desconozco los detalles concretos de cómo el consistorio ha llegado a esta decisión, sí que me gustaría aportar algunas cuestiones que creo que son imprescindibles para que unas medidas así lleguen a buen puerto y no se queden en buenas intenciones que son olvidadas o dejadas a un lado en el momento en el que entra otro partido en el consistorio o en el gobierno.
Al tratarse de un cambio de paradigma y no de unas medidas que se toman para llegar al mismo objetivo que se planteaba con anterioridad, se precisa del máximo acuerdo posible. No puede ser una política partidista, en la que se propone cambiar el paradigma como algo que dice mi partido en contra de quienes están en otras posiciones políticas. Un cambio de paradigma es algo en lo que deben de participar la mayoría de las personas y organizaciones que componen una sociedad. Debe sacarse de la contienda partidista para ser, lo que podríamos denominar, una “política de Estado”.
La contienda política ya vendrá después, cuando en el nuevo marco de actuación debatamos sobre cuáles son las medidas más adecuadas para lograr el objetivo común, pero no previamente. Lo verdaderamente necesario en estos momentos es construir un consenso sobre el paradigma, porque si no lo hacemos, es prácticamente imposible lograr un cambio si no es por la fuerza.
Alguien puede pensar que esto es difícil y no se equivoca, es complicado pero no imposible. Hay personas en todos los partidos políticos y de todas las tendencias que son receptivas al cambio de paradigma. Hablo y doy cursos a gente de muchas tendencias distintas y con frecuencia enfrentadas entre sí y siempre les propongo el cambio de paradigma económico como alternativa para poner fin al economicismo reinante y poner la gestión económica al servicio de las personas y del planeta. Lo que encuentro siempre son personas receptivas a este cambio y que creen que ello mejoraría la sociedad en la que nos encontramos. Da igual que sean de un lado o de otro, hay una conciencia en la necesidad de un cambio que cada día es mayor en todos los ámbitos de la sociedad.
Para aglutinar a personas de distintos espectros ideológicos en pos de un nuevo paradigma necesitamos también potenciar algo de lo que ha hablado Francisco en su última encíclica Fratelli tutti: el diálogo. Porque solamente desde ahí podemos superar la lucha fratricida en pos del poder, del voto y del triunfo que se da en una sociedad excesivamente competitiva y demasiado meritocrática. Conversar con el que piensa diferente a mí me permite poder encontrar puntos en común donde pienso que solamente existen elementos que nos alejan y nos enfrentan.
El segundo punto imprescindible para poder enfrentar este camino es la humildad. No vamos a ser capaces de encontrar el camino perfecto, este no existe. Solo podemos reorientar la economía e intentar dar pasos para que la organización social y económica se dirija en una dirección distinta a la actual y que sea más humana y más respetuosa con la creación. No podemos pretender que tenemos toda la verdad o todas las claves para solucionar todo lo que está mal. Tan solo tenemos propuestas que creemos que pueden tener unos resultados mejores que las que se están aplicando en estos momentos.
Por eso necesitamos contrastar con los otros, probar nuevas políticas, realizar intentos sabiendo que nos podemos equivocar porque aventurarse en un terreno desconocido es tener muchas posibilidades de errar, de tomar sendas que no nos llevan donde queremos, de tener que volver atrás para reencontrar el camino adecuado. Ser valiente para emprender sendas inexploradas hasta ese momento supone ser consciente de nuestra pequeñez para, desde el respeto a los demás, avanzar en una dirección que creemos que es mejor.
Por todo ello debemos dejar a un lado la lucha partidista y enfrentarnos a los problemas reales de la población y de nuestra sociedad buscando esos caminos que nos permitan cambiar una organización social totalmente economicista que pone a todos al servicio de objetivos de crecimiento y rentabilidad financiera. Cada entidad de la sociedad puede ponerse en marcha a su nivel. No es necesario que lo hagan los gobiernos o las instituciones comunitarias antes, puede asumirse como ha hecho Ámsterdam a nivel municipal, o a escala de empresa o simplemente a nivel de una asociación o movimiento.
Cambiar el paradigma económico no es una cuestión de un partido político u otro, sino que es una llamada que tenemos todos para, a partir de sentirnos hermanos, emprender ese camino de diálogo fraterno que nos lleve a reconsiderar todas las ideas económicas que se han visto como únicas e inamovibles desde el siglo pasado. Recomiendo encarecidamente leer y releer la nueva Encíclica de Francisco para comprender bien nuestra llamada al diálogo fraterno y a repensar el paradigma economicista que prima en nuestra sociedad.
Os invito al diálogo abierto que vamos a tener el próximo viernes 5 de Febrero en el canal de youtube de Equo Aragón a las 19:30 de la tarde sobre el tema de la renta básica y los esquemas de rentas mínimas.
VICENTE LUIS NAVARRO DE LUJÁN, Rector de la Universidad CEU Cardenal Herrera
JOSÉ MANUEL PASTOR, Decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Valencia.
VICENT CUCARELLA TORMO, Síndic Major de la Sindicatura de Comptes de la Comunidad Valenciana.
Cumpliremos con todos los protocolos COVID y será seguro asistir, eso sí, hay que inscrivirse previamente en ccorporativa@uchceu.es para cumplir con el aforo.
Me encantaría que asistieseis si podéis, estáis invitados. Para aquellos que no podáis asistir también lo vamos a retrasmitir en directo a través de youtube.
Habrá posibilidad de comprar el libro en la presentación. Para aquellos que lo queráis comprar y no podáis asistir, podéis hacerlo en vuestra librería más cercana. Pedidlo, tiene buena distribución.
Y con motivo de la presentación también podéis adquirirlo on line con un cupón descuento en http://www.e-sm.net/ecoespe y utilizar el código de descuento ECOESPE5
Aquí tenéis el vídeo, (con una calidad excelente) de la conferencia que di el pasado miércoles 4 de Noviembre a las 11:00 en el curso de formación permanente de la Facultad de Teología San Vicente Ferrer en Valencia titulada «El clamor de los pobres»
Si queréis más información sobre este curso y el resto de ponentes que acudirán, podéis acudir al siguiente enlace:
Os presento lo que pone la Escuela Universitaria de Turismo sobre la ponencia que reaizaré el próximo martes:
“Necesitamos una propuesta que quiera que la economía se ponga al servicio del cuidado de la creación, de la sociedad, de todas las personas que viven ahora y que vivirán en el futuro. Un cambio de paradigma sobre el que dialogar para construir una economía que nos ofrezca la esperanza de un mundo mejor», Enrique Lluch Frechina Economía para la esperanza, Profesor de Economía de la Universidad Cardenal Herrera CEU de Valencia, España, es uno de los invitados del Foro Argentino de Turismo Sostenible a cargo de una conferencia magistral. Te proponemos encontrarnos virtualmente del 26 al 29 de Octubre.
Para aquellos que no pudistéis asistir a la presentación on line del libro y que no estéis hartos de tanta oferta on line, os propongo la siguiente conferencia que organiza la Universidad UNIVA de México el próximo jueves 9 de Julio a las 18:00 en España (11:00 horario de México)
El próximo jueves 11 de Junio a las 19:00 voy a presentar on line mi nuevo libro: «Una economía para la esperanza».
Para asistir podéis hacerlo a través de siguiente enlace: https://us02web.zoom.us/j/81938734522 o si ya entráis habitualmente en zoom a través del número de identificación de la reunión: 819 3873 4522
Espero que pronto podamos hacer presentaciones «in situ» y nos veamos personalmente, pero mientras tanto estáis invitados el jueves.
Este próximo miércoles 13 de Mayo entre las 18:00 y las 19:00 tendremos la penúltima sesión de este ciclo de conversaciones. Esta vez voy a presentar una propuesta sobre cómo cambiar el paradigma económico de nuestras sociedades.
Os invito a la conversación que vamos a tener el próximo domingo 5 de Abril entre las 18:00 y las 19:00.
Esta vez el tema girará en torno a cómo delimitar qué y cuánto es lo suficiente para llevar una vida digna.
Os remito, como siempre, un artículo de introducción al tema para quienes queráis participar en la conversación y para quienes no queráis o no podáis y os interese leerla.
Además, os propongo a quienes participaréis y a quienes no lo hagáis una breve reflexión que utilizaremos en la conversación. Los resultados de la misma nos pueden ayudar a la conversación.
Recordad que podéis invitar a quien queráis, la entrada y la participación es libre sin ninguna restricción. El enlace para este próximo domingo es el siguiente: https://eu.bbcollab.com/guest/48b289d30a1741f7b177fd0c9fbf19f4 (Este enlace valdrá para todas las próximas conversaciones de domingo)
¿CUÁNTO ES LO SUFICIENTE? MEDIR NUESTRAS NECESIDADES
Ante la racionalidad economicista que nos ofrece un camino de progreso en el que tener más siempre es estar mejor, la racionalidad de lo suficiente nos dice que el estilo de vida económico debe centrarse en lograr lo suficiente para llevar una vida digna y conformarnos con ello para poner nuestras energías en llevar una vida plena y canalizar nuestras ansias de mejora por cauces que no sean el de poseer más. El problema que se plantea con frecuencia es cómo medimos lo suficiente, porque hay personas o familias que dicen necesitar más que otras.
En este breve artículo vamos a introducir este tema para entender dónde está la clave de lo suficiente y cómo esto influye, no solo en el nivel de vida al que aspiramos sino también en la satisfacción que recibimos por las cosas de las que disfrutamos, en nuestras exigencias ante la vida, en nuestra disposición ante la gratuidad y la gratitud y, en esencia, en nuestra capacidad para llevar una vida plena.
Para entender y medir lo suficiente tenemos que diferenciar entre necesidades y deseos o apetencias (refiriéndonos siempre a las materiales o económicas, es decir a aquellas que se cubren con bienes y servicios, normalmente a través del mercado). Las necesidades son (desde el punto de vista económico): “Carencia de las cosas que son menester para la conservación de la vida” (RAE) y pueden ser “básicas” o “sociales y de la condición”. Las primeras podemos identificarlas como aquellas que precisamos para sobrevivir, es decir, para no morir de hambre, de frío o calor, de cansancio, de una enfermedad fácil de curar, etc. Es decir: alimentarse, refugiarse del frío y el calor, sanar de las enfermedades para las que tenemos cura, descansar, etc.
Las necesidades sociales y de la condición, son aquellas que no siendo necesarias para la supervivencia, las precisamos para poder vivir dignamente en el lugar que habitamos y para poder desarrollar nuestra profesión (un automóvil, un ordenador, conexión de wi-fi, etc.) Por último, los deseos o apetencias son aquellas cosas que nos gustan, que deseamos poseer o disfrutar de ellas, pero que ni nos son imprescindibles para nuestra supervivencia, ni precisas para vivir dignamente en nuestro entorno, ni indispensables para desarrollar nuestro trabajo remunerado.
Cuando hablamos de lo suficiente para vivir, lo primero que hay que tener en cuenta son las necesidades básicas. Estas son las mismas para todo el mundo aunque su dotación y concreción es diferente según la persona, el lugar en el que vive, la edad que tiene, el tamaño de la familia, etc. Así todos tenemos que comer pero no tiene que comer lo mismo una persona que mida dos metros y pese cien kilos que otra que mida un metro sesenta y pese cincuenta. Tampoco hay que refugiarse igual del frío y el calor si vives en el ecuador o si vives dentro del círculo polar ártico. Las circunstancias determinan la dotación de unas necesidades que son comunes a todo el mundo.
En esencia estas necesidades son objetivas, podemos contabilizarlas y decir cuál es el coste de las mismas dependiendo del lugar en el que se vive y hallar así el mínimo suficiente para cubrirlas. De hecho existen instituciones en diversos países que contabilizan estos mínimos necesarios para una familia. Pongo un ejemplo de una Universidad de Reino Unido que tiene un observatorio que realiza estas medidas: https://www.lboro.ac.uk/research/crsp/mis/ Es evidente que los criterios de contabilización son discutibles, como todo en esta vida, pero estos institutos realizan una buena aproximación a este mínimo vital.
En cuanto a los deseos o apetencias, son bienes y servicios que queremos disfrutar, y que son buenos por si mismos (ir al cine, salir de excursión a la montaña, ver teatro, escuchar música…) pero que no son imprescindibles para llevar una vida digna. Por ello, cuando hablamos de lo suficiente, estos no van a estar incluidos en ello. Podríamos considerar una cantidad mínima que nos permitiesen acceder a algunos de ellos e incluirlo en el mínimo suficiente. Pero esta cantidad, sería pequeña y limitada. Solo para permitirnos disfrutar de algunas apetencias.
La clave para entender la medición de lo suficiente está en las necesidades sociales y de la condición. Porque estas son subjetivas, no puede hacerse un listado objetivo como en las básicas, dependen de cada persona o familia y lo que es una necesidad para unos puede no serlo para otros. En esencia, que una apetencia o deseo se convierta en una necesidad social y de la condición para una persona o familia depende de varios factores.
1.- Externos o sociales. Son aquellos que no dependen de nosotros, que nos obligan a considerar algo como necesidad aunque nosotros no lo queramos. Tener wifi, contar con un teléfono móvil se convierten en necesidad social porque montamos la sociedad de manera que quien no los tiene queda excluido de poder desarrollarse normalmente en muchos campos.
2.- Autoinducidos porque son propios del lugar, de las circunstancias familiares o personales y de la profesión que se realiza. Quien viven en el campo siente como necesidad un vehículo propio para desplazarse pero otras personas que viven en el centro de la ciudad pueden no necesitarlo porque utilizan el transporte público. Para un profesor universitario un ordenador portátil puede ser una necesidad mientras que mucha gente vive muy bien sin tenerlo. Una familia numerosa con varios niños puede necesitar una casa más grande, etc. La diferencia esencial con los anteriores es que estos dependen de las opciones que tomamos en la vida. Somos nosotros quienes determinamos estos factores.
3.- Derivados de las propiedades o de las adicciones. La cantidad de propiedades que se tiene generan necesidades si no se utilizan como fuente de ingresos (en cuyo caso son un capital puesto al servicio de generar rentas), porque toda propiedad genera gastos, seguros, mantenimiento, reparaciones y otros. Una casa, un barco, una autocaravana, una mascota, un automóvil… Todos ellos generan gastos que se convierten en necesidades si queremos conservar nuestra propiedad. Las adicciones (tabaco, drogas, ansiolíticos, alcohol, etc) también me generan la necesidad de mantenerlas. Estos factores también dependen de mis opciones vitales, como los anteriores.
La clave de lo suficiente está en el coste de las necesidades básicas en cada lugar, pero las diferencias de unos a otros se basan, sobre todo, en la cantidad de necesidades sociales y de la condición que se tienen. Cuanto mayores son estas, lo suficiente para vivir bien se incrementará y viceversa. Un ejemplo que nos puede servir para comprender esto está en los jóvenes de hoy. Cuando le pido a mis alumnos o a mis hijos que vean cuáles son sus necesidades sociales y de la condición, siempre son superiores a las que yo tenía a su misma edad (teniendo las mismas características básicas de edad, condición económica y ocupación). Esto supone que para alcanzar los mismos niveles de felicidad y satisfacción con su vida, los jóvenes de hoy tienen que poder acceder a más bienes y servicios de los que necesitábamos nosotros a su misma edad.
Este elemento afecta al nivel de satisfacción de las personas porque para alcanzar un mínimo algunos necesitas más ingresos que otros y esto depende de sus circunstancias personales y familiares, pero esencialmente, de cuáles son sus necesidades sociales y de la condición. A esto hay que añadir otro elemento que es el nivel de exigencia que nos conecta con la capacidad para la gratitud. Las personas que tienen más necesidades sociales, reclaman el derecho a cubrirlas, de modo que si no les alcanza para ello, se consideran insatisfechas. Esto suele tener una relación estrecha con una vida centrada en uno mismo, con aquellas personas que siempre tienen claro lo que les gusta, lo que quieren, lo que necesitan para vivir y lo exigen a los demás y a la sociedad. Alcanzar ese nivel de vida y lograr que todo vaya como a ellas les gusta es la base sobre la que construyen su felicidad. Si no lo logran, su insatisfacción se eleva.
Sin embargo, aquellas personas que logran reducir sus necesidades sociales, cuando alcanzan lo mismo que las otras lo viven, no como un derecho a lo necesario, sino como una suerte de poder disfrutar de lo prescindible, de aquello que son sus apetencias o deseos. Ello les hace que puedan ser felices con mucho menos y que cuando tienen lo que las otras consideran lo mínimo imprescindible, ellas lo vivan con mucha satisfacción desde el agradecimiento por disfrutar de aquello que no merecen y a lo que no tienen derecho. La gratitud es más fácil de vivir cuando se necesita menos, cuando no se precisa que las cosas sean de una determinada manera para sentirse bien, cuando se piensa que se tiene derecho a menos, cuando lo que recibimos es añadido a lo que precisamos para vivir. Teniendo lo mismo que otras personas se puede vivir más agradecido, más feliz, más satisfecho por tener aquello que no se merece, que no se esperaba o que le han regalado otros. Es más fácil así llevar una vida en plenitud y utilizar las energías de mejora en unos campos distintos al económico.
PARA REFLEXIONAR
Esta vez os pediría reflexionaseis sobre cuáles son vuestras necesidades sociales y de la condición. Aquellos que os suméis a la conversación, estaría bien que hubieseis utilizado previamente a ella cinco o diez minutos para pensar en ello. Quienes no os incorporáis, esta reflexión os puede ayudar a vivir desde la racionalidad de lo suficiente.
El pasado domingo tuvimos una conversación fructífera en la que se habló de comercio, de competencia, de modificar el paradigma económico, de qué podemos hacer para redireccionar una organización económica que no parece estár al servicio de las personas y que en situaciones como la actual resulta negativa para los objetivos planteados de luchar contra la plaga.
El proximo miércoles 1 de Abril a las 18.00 tendremos la segunda conversación en la que hablaremos de cómo la idea sobre lo que estudia la economía y para qué lo estudia hace que esta se dirija en una o en otra dirección.
Aquí tenéis un breve artículo introductorio al tema y que puede ser útil también para quien no podáis sumaros a la convocatoria.
¿Qué estudia la economía y para qué?
En la última conversación fueron varias las personas que hablaron de propuestas para cambiar el paradigma económico. Por eso mi proposición para esta nueva conversación es, precisamente, preguntarnos sobre qué intenta estudiar la economía. Porque la respuesta a esta pregunta nos sirve para enfocar hacia dónde tiene que ir este cambio de dirección de los quehaceres económicos para ponerlos al servicio de las personas y del bien común. Lo que voy a hacer en este breve artículo y sobre lo que hablaremos en la sesión del miércoles 1 de Abril, es describir la idea ortodoxa sobre qué estudia la economía y para qué lo hace para, a partir de esta concepción economicista, ver cómo podemos plantear otra concepción económica que puede llevar a nuestra sociedad en otra dirección.
Para conocer esta idea ortodoxa sobre lo que estudia la economía, no hay más que acudir al diccionario de la Real Academia Española en el que se define economía como la “ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos”. En esta definición se aborda el campo de estudio de la economía a partir de su finalidad, de lo que se pretende conseguir: de lograr “satisfacer las necesidades humanas materiales”. La ciencia económica busca alcanzar este objetivo de la manera más eficaz posible.
Esta definición está en la línea de las que aparecen en dos de los principales manuales internacionales de economía actuales y que siguen la pauta marcada a principios del siglo pasado por Lionel Robbins (1932: 15)1 que definió la economía como la “ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos”: Paul Krugman (2015:2)2 define economía como “la ciencia social que estudia la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios” y N. Gregory Mankiw (2012:4)3 la define como “estudio del modo en que la sociedad gestiona sus recursos escasos”.
Se trata, como podéis observar de definiciones asépticas que parecen confirmar el carácter neutral que se le da a la ciencia económica. Lo que queremos estudiar es cómo repartimos los recursos escasos que tenemos para la producción de bienes y servicios. Pero claro, esto necesita un objetivo. Al igual que la medicina estudia las enfermedades para intentar curarlas y mejorar la vida de quienes las padecen ¿Para qué estudiamos cómo gestionar nuestros recursos escasos? La respuesta es fácil, porque todo nuestro sistema económico está impregnado de la obsesión por el crecimiento económico.
Así, el estudio de cómo utilizar estos recursos se centra en conseguir producir más con los recursos existentes. Así, queremos ser más eficientes (producir con el menor número de recursos o producir más con los que tenemos), buscamos incrementar la producción y entendemos los recursos como algo que tenemos que utilizar para poder tener más y más entre todos. La ciencia económica se centra así en cómo hacer esta gestión para lograr que la producción alcanzada sea cada vez mayor.
Creo, sin embargo, que este enfoque de la economía olvida otra dimensión más amplia que tiene la economía. Para enfocar esta voy a centrarme en las palabras del Génesis, ese relato que aparece en la Biblia y que intenta explicar el origen de la tierra y el sentido de nuestra existencia en ella. Tomar esta historia como base nos va a permitir acercarnos a una visión de la economía distinta. Y este acercamiento es válido para cristianos y no cristianos. La historia del génesis nos hace preguntarnos sobre qué hacemos en y con la creación, y no es necesario ser cristiano o creer en esta historia que solo tiene intenciones pedagógicas y no de rigurosidad histórica para poder sacar enseñanzas de ella.
El relato nos dice que Dios creó un jardín en Edén en el que el hombre y la mujer “pudiesen comer de todos los árboles del jardín” (Gen. 2, 17). Así, Dios otorgó a las personas lo que necesitaban para vivir, para cubrir sus necesidades. Pero además, Dios hizo una encomienda al varón y a la hembra que creó: “que guarden y cultiven el jardín” (Gen. 2, 15). Así, las personas tenemos una responsabilidad doble con respecto a lo que nos ha sido concedido para nuestra supervivencia. Que lo guardemos, es decir que lo “preservemos del daño que le pueda venir” (RAE) y que lo cultivemos, es decir que le “demos a la tierra y a las plantas las labores necesarias para que fructifiquen” (RAE). Así, en el plan divino para las personas se centra en que tengamos lo suficiente para vivir y para lograrlo nos encarga que cultivemos y guardemos lo que nos ha sido dado.
Esto nos lleva a una visión diferente del estudio de la economía. Ya no se trata de ver cómo gestionamos los recursos para poder producir cada vez más, ser más eficientes y lograr que la cantidad de bienes y servicios con los que contamos sea mayor. No, la economía tiene otras tres labores que realizar. La primera es organizarnos para que realmente los recursos de la tierra lleguen a todos. Porque todas las personas tenemos el mismo derecho para tener lo suficiente para vivir. La distribución adquiere así una importancia clave en el quehacer económico. La segunda es la responsabilidad de cultivar nuestro jardín, es decir, hacerlo fructificar, conseguir aprovechar bien los recursos que tenemos para lograr que estos sean suficientes para todos. El cultivo, el trabajo aplicado a lo que tenemos, hace que podamos lograr que los recursos den más frutos y podamos obtener más con lo que tenemos.
Por último, tenemos la responsabilidad de guardar lo que nos ha sido dado. No hay que explotar nuestros recursos y agotarlos para lograr los bienes y servicios que queremos, sino que tenemos que utilizarlos, cultivarlos, cuidarlos y garantizar que se mantienen en el tiempo, que no los agotamos, que los recursos siguen ahí. Por eso la imagen del jardín y del jardinero es tan importante. El quehacer económico es el quehacer del jardinero, de esa persona que hace fructificar su jardín, que le saca frutos, flores y lo hace productivo para sacarle rendimiento. Pero que ejecuta esto para lograr lo suficiente, no para incrementar la productividad o sacar lo máximo posible, y que lo hace buscando la armonía, la belleza y el mantenimiento del jardín. El jardinero no quiere agotar el jardín sino que este perdure a lo largo del tiempo.
Así, cuando enfocamos la economía en esta triple dimensión de reparto, cultivo y guarda, las consecuencias son muy diferentes del enfoque ortodoxo que lo único que quiere es ser eficiente para lograr el máximo crecimiento económico. La mirada triple sobre la economía tiene un enfoque mucho más integrado en nuestro planeta (que a fin de cuentas es el jardín del edén que nos ha sido concedido para que vivamos en él y podamos vivir en armonía para que nos dé todo lo que necesitamos para vivir). Con este enfoque dejamos de ser unos explotadores de nuestro planeta para pasar a ser sus jardineros, para lograr que nos dé lo que necesitamos para vivir. Así, con esta mirada diferente cambia el objetivo final de la economía, que deja de ser tener siempre más, para pasar a ser garantizar que todas las personas de ahora y del futuro puedan obtener lo suficiente para vivir. Cambia la apuesta por el crecimiento económico por una apuesta de que todos tengan al menos lo necesario para vivir de manera digna, cambia la explotación de la creación por su cuidado y su guarda, deja de poner lo económico por encima de todo para ponerlo al servicio de la vida.
El lunes día 10 de febrero a las 20.30 de la noche tendrá lugar en Torrent una nueva sesión de su Foro de Opinión en la que seré el ponente y que tendrá como tema principal «Propuestas para una economía diferente» .
El encuentro será en el restaurante Casa el Chesús que está en la calle Gómez Ferrer 104 de Torrent. Si queréis incribiros debéis confirmar previamente la asistencia al email: forotorrent@gmail.com