RSS

¿Para qué ahorramos?

25 Jul

Artículo publicado en la revista ICONO, año 114, nº 7, Julio-Agosto 2013 pág: 14-15

PARA QUÉ AHORRAMOSPARA QUÉ AHORRAMOS 001

No voy a ganar mucho

El pasado domingo estábamos de convivencia de mi grupo de la parroquia. Salimos a una casa de encuentros cercana a Valencia que se encuentra rodeada de pinos, campos de almendros y pequeñas vaguadas que, gracias a las copiosas lluvias invernales de este año, aparecían cubiertas por un manto verde salpicado de amapolas… Como sucede en estos lugares, durante la paella del mediodía hablamos de lo humano y lo divino, y salió el tema del que hablé en el último número de Icono, las preferentes y el dinero perdido por los ahorradores debido a estas y otros instrumentos arriesgados en los que muchos pusieron sus ahorros. Varios de mis amigos me comentaron cómo algunos de sus familiares habían perdido dinero por culpa de esto, y en ello estábamos cuando uno de ellos me pidió consejo ya que a un familiar le acababa el plazo de un depósito en breve y quería saber qué hacer con ese dinero.

Le dije que si no quería riesgos, lo mejor era meterlo en un depósito a plazo. Me respondió que el problema era que ahí no se ganaba mucho dinero, que los tipos de interés estaban muy bajos. Le hablé sobre algunas alternativas y los riesgos que estas tenían y ahí quedó nuestra conversación. No se que harán finalmente con esos importantes ahorros. Ahora bien, esto me sirvió para reflexionar y para tomar la decisión de incidir en un tema que ya abordé en el pasado artículo con el objetivo de profundizar en algunos aspectos de los que no hablé en la ocasión anterior.

¿Para qué ahorramos?

La pregunta clave que creo que debemos preguntarnos a la hora de afrontar estos temas es la que da título al artículo: ¿Para qué ahorramos? Porque si ahorramos para ganar dinero, está claro que tendremos que arriesgar. Si hemos dejado de comprar cosas en el presente para acumular dinero que nos permita ganar más en el futuro, es evidente que lo que debemos hacer es invertirlo en aquello que más rendimiento nos va a dar, asumiendo que esto tiene un riesgo, que igual que podemos ganar, pero que también podemos perder…

Ahora bien, el ahorro de las familias, tradicionalmente no tiene este objetivo. Cuando ahorramos lo solemos hacer por tres motivos principales:

  1. Ahorramos porque queremos comprar cosas en el futuro. Sacrificamos la capacidad para comprar cosas ahora, y la reservamos para algún momento futuro en el que creemos que lo vamos a necesitar más o en el que adquiriremos un bien caro como puede ser una casa, un coche, un viaje al extranjero…

  2. También lo hacemos porque queremos prevenir imprevistos. Gastos que vienen de repente y que no podíamos imaginar, pero que necesitan un aporte extra de dinero o, simplemente, una previsión de que nuestros ingresos van a reducirse y queremos tener un colchón que nos permita mantener nuestro nivel de vida durante un periodo de tiempo.

  3. Por último, también ahorramos porque queremos utilizar estos fondos para montar un negocio en el futuro, o para pagar los estudios a nuestros hijos…

Lo más importante del ahorro

En el caso de que cualquiera de estos sea el motivo de nuestro ahorro, lo importante para nosotros no es ganar dinero con esos ahorros, sino conservarlos para que cuando los necesitemos, podamos contar con ellos. Por eso, no debemos dejarnos engañar por los cantos de sirena que nos intentan alejar de nuestro objetivo, son tentadores y nos cuesta renunciar a ellos, ya que ¿Por qué no aprovechar para ganar más dinero? Sin embargo, no podemos olvidar que nuestro objetivo principal no es este, sino conservar los ahorros.

El ahorro y la Doctrina Social de la Iglesia

La Doctrina Social de la Iglesia habla en varias de sus encíclicas del ahorro. De hecho, piensa que la capacidad de ahorrar moderadamente para construir un pequeño patrimonio que permita a las familias tener un colchón económico adecuado para prever futuras dificultades, es bueno y aconsejable. Quiere que ese ahorro tenga este noble objetivo y, al mismo tiempo, piensa que ese dinero ahorrado puede ser utilizado para prestar a aquellos que generan movimiento económico y empleo.

Sin embargo, la tradición cristiana y la Doctrina Social de la Iglesia condena, de una manera inequívoca, el desmesurado afán de riquezas y lucro, la avaricia de incrementar nuestro patrimonio sin fin y aumentar nuestros bienes sin otro horizonte que la simple acumulación. Estas actitudes son condenadas como un grave pecado que nos aleja de dios “no podéis servir a Dios y al dinero”. Ante estas actitudes, potencia el ahorro moderado destinado a objetivos loables. Lo importante de nuestro ahorro no debe ser, por tanto, el rendimiento que nos de, sino que sirva para los objetivos tradicionales del mismo y que además se preste a aquellos que realicen actividades positivas para la sociedad en su conjunto.

 

Etiquetas: , , , , , , , ,

2 Respuestas a “¿Para qué ahorramos?

Deja un comentario