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¿Qué pretende la Doctrina Social de la Iglesia?

16 Feb

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Si el mes pasado hablé sobre qué es la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) y cómo, desgraciadamente, muchos cristianos saben poco de ella siendo como es (según no se han cansado de repetir los últimos obispos de Roma) una parte esencial de la evangelización y sin la que el mensaje cristiano puede verse desvirtuado, este mes voy a centrarme en lo que es el objetivo final de esta doctrina junto con sus dos dimensiones, de las que los cristianos tenemos tanto que aprender.

Objetivo de la DSI

La primera idea que debemos tener clara es que el objetivo de la DSI es el mismo que el de la Iglesia, es decir, anunciar una buena noticia a las personas y a la sociedad. La buena noticia de que Dios es amor y por ello el amor siembre vence a la muerte. Una buena noticia que nos da esperanza en un mundo desesperanzado, que nos dice que las cosas pueden ser de otra manera, que la fuerza de Dios-amor nos puede liberar del mal, de la muerte, de la de la mentira… Que nos permite ser nosotros mismos y encontrar, no solo un sentido a nuestra vida, sino también una manera de construir un mundo diferente.

La DSI es un motivo de esperanza para nuestra sociedad

Por ello, al igual que la Iglesia, la DSI no viene a establecer obligaciones o normas de obligado cumplimiento, sino a ponerse al servicio de todas y cada una de las personas que componen una sociedad, para que estas puedan realizarse como tales y crecer en humanidad. Ello lo hace proponiendo caminos para la construcción de una comunidad en la que reinen el amor y la justicia, en la que no sea la ambición, el odio, la envidia, la corrupción o la guerra quienes tengan la última palabra. El empeño de la Iglesia a través de la DSI es el de aportar orientaciones que permitan la construcción de esta realidad diferente.

Iluminar una sociedad que olvida a las personas

Ante una realidad en la que, con demasiada frecuencia, la dignidad y los derechos de muchos son ignorados, cuando no pisoteados y eliminados, la Iglesia, a través de su Doctrina Social, cree que las cosas pueden ser de otra manera, que hay caminos que nos llevan hacia una sociedad en la que esto no suceda, que hay maneras de sustentar un comportamiento diferente con unos resultados positivos sobre las personas. Por ello la DSI ayuda a construir un entorno en el que los derechos de toda persona sean promocionados, en los que la dignidad de cualquiera sea reconocida y exaltada, en la que las instituciones sociales estén realmente al servicio de todas y cada una de las personas, no solo de las que convivimos en este momento del tiempo, sino también de las que vendrán detrás de nosotros, de nuestros descendientes.

Para hacerlo la DSI cuenta con dos dimensiones

Para lograr el objetivo de construir el reinado de Dios en la tierra, la DSI pivota entre dos de sus propias dimensiones: la denuncia y el anuncio. La DSI por un lado denuncia, pone el dedo en la llaga, resalta las contradicciones de una realidad que, con demasiada frecuencia, no está al servicio de las personas. No acepta de una manera acrítica la realidad social tal y como se da, sino que la analiza y la estudia a través del prisma de su humanidad, de si está o no al servicio de todas las personas. Por eso la DSI duele y escuece. Porque denuncia la presencia de situaciones y estructuras injustas, porque muestra y señala aquellas circunstancias en las que no se están respetando la dignidad y los derechos de las personas. Porque pone el foco sobre aquellas instituciones y comportamientos que están priorizando otros elementos a costa de sacrificar personas y deshumanizar la sociedad.

Una denuncia que es molesta

Por eso los gobernantes, las autoridades y los grupos de interés o de poder, se ven con frecuencia molestados por la denuncia de una DSI que no tiene miedo en realizar afirmaciones que están cuestionando las bases del poder o de la capacidad para enriquecerse de algunos. Denunciar las estructuras injustas de nuestro sistema económico actual, el abuso de los recursos naturales que está acabando con el medio ambiente, las barreras a los movimientos de personas de un país a otro, las guerras y el enriquecimiento que produce el comercio de armas, la falta de capacidad para generar empleo, etc. Son elementos que molestan, que incordian y que no gustan a aquellos que prefieren que todo se quede como esté, que no hayan cambios, que la realidad sea la actual aunque pueda haber posibilidades mejores.

El anuncio es el objetivo de la denuncia

Pero una denuncia sin anuncio es improductiva. Los colectivos y las personas que solamente denuncian, que siempre están diciendo lo mal que está todo y que se encuentran cómodos en una continua crítica a todo lo que les rodea de la que no son capaces de escapar son improductivos y cansinos. Al final no se les hace caso. La DSI no se queda en la denuncia, sino que es anuncio. La DSI propone objetivos a seguir, muestra valores y criterios de juicio que nos pueden permitir hallar las respuestas adecuadas a los problemas a los que hacemos frente. Nos ayuda a encontrar los caminos que nos lleven a salir de las situaciones injustas. Y el anuncio es mucho más importante que la denuncia, porque esta solamente tiene sentido si es para ponerse al servicio de la esperanza, del compromiso para construir ese mundo diferente y una sociedad mejor. Por ello, la DSI solamente tiene sentido si denuncia para anunciar, para proclamar la buena noticia de que hay maneras de mejorar nuestra sociedad, hay modos de poner las instituciones y las sociedades al servicio de las personas, que esto no es una entelequia sino un camino de crecimiento.

Una llamada a la acción

Esto nos plantea varios interrogantes a los cristianos ¿Somos realmente esperanza para el mundo que nos rodea? ¿Estamos sabiendo transmitir que la DSI tiene unas orientaciones que aplicadas a la política y a la economía pueden ayudar a construir una sociedad más justa y más fraterna? ¿Somos capaces de anunciar la esperanza de que es posible que todo mejore y no estamos condenados a que las cosas siempre funcionen mal? ¿O nos es más fácil condenar y criticar sin resaltar lo bueno que podemos aportar?

 

 

 

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